¿Cuál es tu estación central?
Entre las cosas que me gustan
de Sydney está el transporte público, es organizado, puntual, muy claro y casi
nunca colapsa. Acá hay tren, buses, ferry y otro que se llama light rail, es
similar a un tren, pero en pequeñas dimensiones. Para pagar el servicio se utiliza
una tarjeta llamada “Opal Card”, quien no la tiene, definitivamente no se puede
mover por la ciudad, cada pasaje cuesta casi 4 dólares y los domingos el
servicio es gratuito.
La ‘central station’ es el
corazón de Sydney en materia de movilidad, es la terminal por donde
pasan casi que todas las líneas del tren incluidas las que van a Canberra, la
capital australiana, y Melbourne, otra ciudad importante del país.
Recién llegué a Sydney todos
los días pasaba por la estación central y la asociaba con la vida, aunque el
servicio sea muy bueno, los que colapsamos somos nosotros.
Algunos pasajeros llegaban tarde y dejaban ir el tren, los despistados tomaban el camino equivocado, otros no tenían saldo y se quedaban a la entrada de la estación, los descomplicados iban ligeros de equipaje mientras que otros casi que no aguantaban con la carga que llevaban encima, algunos simplemente tomaban cualquier tren porque no tenían un camino definido, mientras que con mapa en mano otros se montaban al que era y a la hora exacta para llegar justo a tiempo a su destino.
Mientras esperaba el tren que
me llevaría al trabajo entendí también que en nuestras vidas todos tenemos una
estación central a la que llegamos diariamente para encontrar calma, refugio o
ayuda; una estación que nos vuelve a ubicar y a dar nuevas coordenadas para
emprender diferentes caminos, sabiendo que volveremos a la central en cualquier
momento.
Mi estación central son mis
papás, ¿cuál es la tuya?
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