Mucho gusto, yo soy carmelitano

Imagen tomada de Facebook
Quien se considere mi amigo sabe que existe un pueblo en Colombia que se llama El Carmen Norte de Santander, y es que ésta es una de las primeras cosas que digo cuando conozco a alguien, sin embargo, muy pocas personas me dicen, “sé dónde está ubicado”, por lo que casi siempre explico que es un municipio a dos horas de Ocaña, otra localidad que sirve como referencia geográfica, pues es más conocida.



Pero para quienes desconocen completamente que yo nací por allá al píe de la cordillera, en un pueblo casi qué abandonado por el estado, pero que vive siempre en mi corazón y estoy seguro que en el de todos mis paisanos, déjenme hablarles un poco de este terruño.

Mis mejores recuerdos están allá, en mi infancia jugaba al escondite o al cacho con los otros niños de mi barrio, nadie nos detenía, corríamos por cada calle, y aunque no son muchas, eran las que necesitábamos para llegar a casa sudados y cansados, listos para ir a la cama y al siguiente día madrugar para la escuela.

Y ya que menciono la escuela, en El Carmen habían dos, yo estudié en la Lubín Sánchez desde preescolar hasta cuarto grado, porque en quinto nos fusionaron y quedó un solo plantel educativo, el Colegio Enrique Pardo Farelo, institución que le ha dado a los carmelitanos el título de Bachiller Académico;  ser pardista es una marca que se lleva en el corazón, en esa casa conocimos el valor de la amistad, exploramos nuestros talentos, aprendimos lecciones de vida, forjamos alianzas, nos equivocamos y también allí comenzamos un nuevo camino cuando el colegio nos dijo adiós.

Yo creo que esa es una de las cosas más difíciles para esa época de nuestras vidas, porque terminar el colegio significa que debes volar, salir de casa e ir tras otros horizontes. Algunos se van más lejos que otros, otros se quedan allí y prefieren seguir viviendo en el pueblo, pero cuando se sale por primera vez, los días son largos, el calendario se convierte en el libro de restas, porque cada día que pasa, abrigas la ilusión que es uno menos para volver a tu tierra, a tu casa…

Y es que no hay como el abrigo casero, esas calles empedradas, esas paredes de tapia pisada y los techos de teja tienen magia, enamoran hasta el visitante, en época vacacional el mejor plan nocturno es ir al parque, sentir la brisa fresca del monte sagrado, y saber que cuando el reloj de la torre de la iglesia da las 12 campanadas, ya es tarde y debes volver a casa, por lo menos así me pasa a mi y a mis amigos cuando nos reunimos. 

La mejor tertulia sin duda es recordar las anécdotas escolares, por más reciente o vieja que sea la promoción, siempre habrán historias por contar, sin embargo los años van pasando cuenta de cobro, y cada vez es más difícil reunirse, salvo en el mes de Julio, en donde cientos de carmelitanos llegan para celebrar con mucho fervor el día de la patrona, la Virgen de El Carmen. 

Los carmelitanos hablamos de vos, comemos arepa casi que todos los días, cada uno se  conoce con el otro, cuando se va al parque por lo menos se le da unas 5 vueltas alrededor, tenemos docenas de dichos, propios de la tradición oral carmelitana, ir a hacer un arroz de dulce a la orilla de la quebrada es otro de los planes favoritos y por supuesto aprovechar de la tranquilidad y sosiego que ofrece este paraíso terrenal.

Como dice un poema de Emmanuel Cañarete el cual me aprendí cuando niño para recitarlo en las actividades de la escuela, "Carmen de Santander del Norte, tu suelo sabe a patria". 

A continuación les dejo un video realizado por la programadora de cine Séptima Films, contratada por el programa Colombia Transforma, en donde se destaca el trabajo de los campesinos del catatumbo y se promociona la Tacita de Plata, como tambien es conocido El Carmen. 









Comentarios

  1. Excelente documento escrito Juan Jacobo, excelente , lo felicito, tiene una facilidad sencilla para describir lo hermoso y los risueño. Sobre todo que mientras uno lee se transporta a esas calles que tan detalladamente nos las enseñó Toño. Nuevamente muchas felicitaciones. Sigue escribiendo.

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    1. Muchas gracias por su comentario que me anima a seguir intentando escribir. Un saludo especial.

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  2. Conocer a Juan Jacobo es querer como propio este pueblito, significa que sin haber pisado su suelo lo sentimos como nuestro. Gracias Juan Jacobo por hablar siempre de El Carmen, por describirnos hasta el último detalle de este mágico lugar y por enseñarnos a querer un lugar sin conocerlo.

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    1. Qué lindo comentario Marce, cuando conozcas mi pueblo lo querrás aún más. Gracias por leerme. Un gran abrazo.

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  3. He compartido contigo anécdotas, travesuras y la oportunidad de conocer tu amado pueblo, ir al Carmen fue una experiencia inolvidable que se debe repetir porque es como sentirse en casa.

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    1. Así es Nata, es tu casa también, siempre será bienvenida. Gracias por leer Ítaca.

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